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El salario mínimo en Venezuela, las fronteras de la informalidad. 11/06/2021

Juan Rafael Venegas Fontiveros

Actualmente, existe parte del sector privado, que paga a sus empleados un salario mínimo que se aleja del salario mínimo oficial, y del salario mínimo que algunas empresas pueden costear, esto obliga a estas últimas empresas a tener que lidiar con el difícil equilibrio entre la remuneración monetaria, y el compromiso de la plantilla laboral, generando empleados que busquen mejorar sus condiciones laborales, y por otro lado manteniendo empleados comprometidos con la empresa en la que laboran. Ambos tienen razones justificadas de sus decisiones, pues cada quien tiene su propia realidad, pero qué tan malo realmente es ese fenómeno para la economía del País.

Los psicólogos cognitivos coinciden en que tendemos a ver el lado negativo de las cosas a primera vista, y que es nuestra experiencia y esfuerzo lo que hace que podamos buscar y conseguir el lado positivo, habito que puede llegarse a convertir en una habilidad. Sin embargo, debe entenderse que el hecho que algunos puedan generar esa capacidad, no quiere decir que toda la población lo haga, y ello hará que un mismo fenómeno pueda ser interpretado de manera diferente por los sectores económicos

Autores del área de la resiliencia y manejo de incertidumbre, concuerdan que desde el 2010 se comenzó a vivir un ciclo de 30 años de incertidumbre, volatilidad de mercados, complejidad de negocios y ambigüedad en las condiciones necesarias para planificar las operaciones de las empresas, ello nos obliga a ser flexibles en cuanto a la interpretación de los distinto indicadores, y así poder reaccionar con agilidad y proactividad al mercado, los cuales son cada vez más dinámicos y exigentes, haciendo obsoletas muchas ventajas competitivas, y obligando a las empresas a que lo que antes era una ventaja, hoy sea una manera de gestionar básica en las empresas para poder aumentar las probabilidades de subsistencia, crecimiento y en el mejor de los casos, escalabilidad.

Estos procesos no son lineales, y solo aquellos líderes que lo han entendido, son aquellos que mantienen negocios rentables y sostenibles pese a la situación actual global. Algunas industrias se han visto más afectadas que otras, pero la historia nos demuestra que las economías se mueve por ciclos, y que las organizaciones deben contar con la flexibilidad de poder hacer frente a estos ciclos y reinventarse con velocidad, para seguir atendiendo su mercado, o para atender mercados nuevos. Al ser un fenómeno no lineal, tendremos indicadores positivos y otros negativos, pero el foco debemos tenerlo en el largo plazo, un indicador negativo no debe decirnos que se quedara negativo, y tampoco debe alejarnos de la visibilidad de los que están positivos.

El salario mínimo, es uno de los primeros indicadores que se perciben como salud macro económica. En Venezuela, por ejemplo, una persona que ganaba formalmente 3 USD en 2018, hoy día puede ganar 300 USD, en tres años logro multiplicar por 100 su salario, pero eso no significa que en tres años más, estará ganando 30.000 USD mensuales, pues el hecho que se haya multiplicado una vez, no significa que se volverá a multiplicar por el mismo factor, lo que está pasando es que se están ajustando los salarios a lo que esas funciones valen en el exterior, y es algo que no se está dando en todos los sectores y tampoco se está dando en la misma magnitud, lo que si es cierto, es que la suma de todos los salarios recibidos por año, va en aumento, y eso es un indicador de que las empresas están apostando a operar en ambientes de riesgo.

Estas apuestas que hacen ciertas empresas, principalmente del sector privado, van generando expectativas en el ámbito laboral, y eso impulsa la competencia, tanto de empresas por captar y mantener mejores empleados, como la competencia entre trabajadores que buscan mejorar cada vez más sus conocimientos y aptitudes para poder optar por mejores ofertas laborales. No debemos por tanto, generalizar los indicadores negativos, así como tampoco los positivos, pero sí debemos comprender, que los países que han pasado por situaciones de crisis, las han superado con esfuerzo de quienes apostaron a sus recuperaciones, ya que entendieron que un paso para atrás, y dos para adelante, a la larga, es un avance. Quedarnos inmovilizados, ya sea mentalmente, o a nivel de acción, por cada paso que demos hacia atrás, es disminuir nuestras propias probabilidades de poder pertenecer a las empresas del futuro, las cuales son las que están siendo lideradas hoy día, por quienes reconocen el presente, y le están dando forma al futuro con su actitud positiva.

Aún existen brechas salariales entre el sector público y privado, incluso dentro el sector privado, las distintas industrias manejan diferentes tabuladores. Gran parte de la remuneración salarial se hace a través de figuras que van al margen de la ley, pero de esa manera se están preparando las condiciones para que el Estado pueda ir ajustando la legislación a la realidad, y poder así, ir construyendo el largo plazo que se necesita. Las empresas que se ajustan en su totalidad al salario mínimo de ley, están arriesgando perder a su personal, pero eso es una acción que afecta directamente a la empresa, ya que están existiendo mejores ofertas laborales cada vez más, y no debe generalizarse el hecho de que algunos líderes o algunos modelos de negocio, no puedan sobrevivir a la crisis o a la posibilidad de reinvención. La actitud resiliente y positiva de empresarios y empleados, está haciendo que la forma del futuro pueda ser distinta a la que muchos se imaginan.